En lo particular me gustó mucho la lectura La aventura de ser maestro. Recordé mi primer día de clases en el CETis, trabajar con adolescentes si me causó temor, temblaba, sentir las miradas, fijas en mí, de 40 jóvenes, lo que me gustó es que si capté su interés, sentí un gran alivio y salí muy emocionada y feliz ese primer día. La disciplina me ha costado un poco de trabajo, y analizando hace 15 años los jóvenes eran más respetuosos, ponían atención, eran menos inquietos, tenían metas, en la actualidad no soy la única maestra que se queja del comportamiento de sus alumnos están muy desatados, todo es relajo para ellos, se conforman con el seis y esto sucede con alumnos de todos los niveles, eso me preocupa, porque no hace mucho tiempo los alumnos de sexto semestre tenían otro comportamiento, ya habían madurado.
La concepción de un maestro de humanidad me parece que es certera, ya que muchos maestros somos indiferentes y apáticos a los llamados de nuestros alumnos, que considero abandonados por sus padres, éstos trabajan o están divorciados, y no le ponen la atención debida a sus hijos, provocando en ellos que busquen otras cosas: el sexo, embarazos, el tabaco, el alcohol y hasta las drogas. Si miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta que cada vez son más los jóvenes que caen en estos vicios. Los padres les dan cosas materiales con mucha facilidad, sin esfuerzo alguno, creen que en la escuela será lo mismo.
Considero que debemos permitir que nuestros alumnos se nos acerquen, ser sus amigos, orientarlos, motivarlos, eso nos hará maestros de humanidad.
Espero que todos se encuentren bien, reciban un cordial saludo. Ara Abad
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